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PADRE: José María Jiménez (Laureado poeta)
MADRE: Eleonora de Jiménez
Nació en 1886. Desde niña sus aptitudes de buena estudiante, destacaba por su consagración en la que ocupaba siempre los primeros puestos. (Antes los alumnos iban cambiando de posición según la nota que merecían).
En su adolescencia pasa a completar sus estudios en Puerto Plata en donde se traslada la familia, ya que, su padre era nativo de esa ciudad.
Allí cursa estudios en la escuela de Antera Mota. A los 15 años, cuando aún no ha terminado sus estudios, ayuda a dar clases en ausencia de algún profesor. Su figura diminuta aún le obliga a subirse a un taburete para poder cumplir a cabalidad su misión.
Ya concluidos sus estudios de Maestra Normal, la familia se traslada de nuevo a Santiago. Aquí trabaja en la Escuela #1 situada en ese entonces en la casa ubicada en la calle General López con Restauración. Ahí imparte docencia bajo la dirección de la señorita Carmen Rodríguez (viva aún). Más adelante pasa a trabajar a la escuela México bajo la dirección de la educadora Ercilla Pekín, a cuyo lado su formación de educadora va creciendo.
Debido a las aptitudes que manifiesta es escogida por las autoridades educativas y enviada a dirigir la escuela de Dajabón, a fin de ser reorganizada, ya que la misma se encontraba en estado deplorable. Allí su labor es extraordinaria, pues, no solamente reorganiza la escuela, sino que, se extiende también al ámbito social y cultural de aquella comunidad.
En esa escuela logra que los alumnos asistan uniformados y que los padres de familia envíen a sus hijos mayores, los cuales ellos consideraban no debían hacerlo. Organiza Actos dentro del plantel para extender hasta su comunidad su labor educativa. A su partida toda la sociedad dajabonera la llora.
A su regreso a su ciudad natal se reintegra a la Escuela México. Asuntos políticos relacionados con ser directora en el inicio de la administración de Trujillo la llevan a laborar a la Escuela Cuba, situada entonces en la esquina Benito Monción con Salvador Cucurullo.
(La señorita Ercilia Pepín puso a media asta la bandera por la muerte de uno de los hermanos Perozo, contrario a la política de Trujillo. Por esta razón fue cancelada y todas las maestras que gozaban de su aprecio y confianza fueron trasladadas a otras escuelas de menos prestigio).
Después de algunos años de labor en la Escuela Cuba vuelve de nuevo a la México, convertida ya en intermedia bajo la dirección de la Srta. Blanca Mascaró, labora ahí como profesora de Sociales y Lengua Española.
En el año 1951 es nombrada por el entonces Secretario de Educación Dr. Balaguer, en Inspectora de Educación del Distrito Escolar #1, que abarcaba el área comprendida entre Jacagua, Gurabo, llegando a Pedro García, así como varias escuelas de la ciudad. Ella y la Srta. Silvia Isidor (de Montecristi) fueron las dos primeras mujeres en desempeñar ese cargo en la República.
Su labor como Inspectora de Educación no se limita a observar y controlar los maestros bajo su dependencia, sino que por el contrario era una orientadora de sus maestros que la admiraban y respetaban.
En 1958 recibe su jubilación, muy merecida por sus largos años de servicio.
Sin embargo, su deseo de seguir regando la semilla de la enseñanza la lleva a laborar al Colegio de la Salle, en donde vuelve a los primeros cursos alfabetizando párvulos.
Su salud comienza a resentirse y se retira al seno del hogar en donde forma una pequeña Escuela Hogar en su afán de seguir dando aún más. En ella se alfabetizan niños y adultos. Miembros de la colonia China que llegaban al país eran alfabetizados por ella con una rapidez asombrosa.
Pero ya su salud es minada por el cáncer que va aniquilando su organismo. Aún con este mal no cede a renunciar a su labor de maestra y apenas dos meses antes de morir, a petición de los padres de sus alumnos, abandona su labor.
Muere el 23 de Abril de 1972.
Editó un libro de Geografía Dominicana que sirvió de texto por muchos años y que estaba reestructurado para nuevas ediciones cuando la muerte lo sorprende.
Escribió bellas páginas literarias en prosa rimada, alcanzando galardones. En sus escritos el aspecto humano resaltaba, pues, su espíritu sensitivo a eso la impulsaba.
No contrajo matrimonio, pero todos sus sobrinos, pacientes y amigos gozaron de su amor y cuidados como verdaderos hijos. Pese a que las circunstancias no le dieron oportunidad de crear su propio hogar, siempre manifestaba su admiración por la mujer madre.
Recibió la condecoración de la Orden de Juan Pablo Duarte.
Dos Escuelas llevan su nombre: Una pública situada en la Avenida Circunvalación en el sector de Nibaje y otra privada situada en la Independencia 167.
(Puede ver imágenes de la Ilustre Educadora Ana Josefa en nuestro álbum)